lunes, 3 de junio de 2013

La contraofensiva aliada (1942-1945)

Tras haber perdido la iniciativa y haberse prolongado inesperadamente la invasión a Rusia, Stalin recompuso el Ejército Rojo a cargo del general Zhukov. El ataque ruso se inició en noviembre de 1942 con tal éxito que cercó al ejército alemán compuesto por 220 mil soldados en Stalingrado. La imposibilidad de entregar suministros a las tropas alemanas disminuyó la capacidad de combate de éstas, hasta su rendición en febrero de 1943. Desde ahí, se produjo el repliegue de las restantes tropas alemanas y el avance ruso hasta Berlín.
La necesidad de abrir un segundo frente, llevó a los aliados (incluyendo a Norteamericana) a combatir en el norte de África contra el general alemán Rommel y preparar la invasión de Italia (mediados de 1943). Esta se dio con el desembarco en Sicilia y la ocupación de la península italiana; ante la noticia del avance aliado, el Gran Consejo fascista depuso a Mussolini, y se preparó para negociar la paz.
Un tercer frente se abrió con el desembarco en Normandía o Día D (6 de junio de 1944) bajo el mando del general Dwight Eisenhower. Asediados por ambos frentes, Alemania contraatacó con las bombas V1 y V2 a Inglaterra, pensando que esto revertiría el curso de la guerra. Pero con un poderío reducido a su mínima expresión, Hitler solo esperaba resistir hasta la derrota definitiva. En el Océano Pacífico, se logró frenar el avance nipón, destruir la flota enemiga y ocupar Filipinas (octubre de 1944). Pero la resistencia japonesa y el uso intensivo de pilotos suicidas convencieron a Roosevelt de emplear una nueva arma: la bomba atómica.

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